Últimamente conozco a muchas personas que practican tríos.
Practicar el sexo con otras dos personas al mismo tiempo es algo cada vez más extendido. ¿Vicio? No. Simplemente es otra forma de vivir las relaciones sexuales. Y es que, en la cama (o parques, coches, cines, baños, etc, etc, etc) lo primordial es pasarlo bien y disfrutar.
Por lo tanto, si el amor es cosa de dos, ¿el sexo es cosa de tres?
No hablo de personas solteras que deciden probar los tríos, sino de parejas que se animan a ello. Parejas que, sin importar las razones, deciden meter a un tercero en la cama. ¿Existe peligro real de que alguno de los dos se vaya a solas con el tercero? No lo creo. Evidentemente puede suceder, como también puede pasar que vayas caminando y te caiga una maceta encima. Lo que quiero decir es que si una pareja tiene la confianza absoluta para invitar a un tercero a su cama, es porque saben que no irá más allá; que existe un acuerdo entre los enamorados para divertirse juntos con otra persona. Y jugar, buscar placer, probar algo nuevo y pasarlo bien, pero siempre en compañía.
Por ello, si nos paramos a pensarlo, los tríos al final se convierten en algo de dos. Una pareja, dos personas que invitan a otro a unirse a sus juegos sexuales. Más simple, 2+1 (sin ser yo Fran Perea). En pleno siglo XXI, como siempre digo, las relaciones se viven de un modo mucho más liberal. Si en una pareja, ambos están de acuerdo, ¿por qué no probar un trío?
Volviendo a la pregunta del inicio, ¿es el sexo cosa de tres? No, es cosa de dos más uno.