domingo, 27 de abril de 2014

Pasos

¿Nunca les ha pasado que conocen a alguien y comienzan a seguir una serie de pasos? Por ejemplo, nada de sexo hasta la sexta cita, no hablar del ex, sonreír siempre, llegar siempre un poco antes... ¿No es estresante?

Conocemos a alguien, decidimos quedar e, inmediatamente, ponemos en marcha esos pasos llenos de estrés, miedo y grandes expectativas.

Las primeras veces que quedas con alguien casi nunca está nada dejado al azar. Todo está calculado: los sitios; las horas, no es lo mismo quedar para almorzar que quedar para cenar; algunas conversaciones. ¿Dónde queda la sorpresa, la espontaneidad, la locura?

Cuando comenzamos a conocer a una persona queremos que todo vaya bien, y es normal querer planificarlo todo, pero no dejemos que esos pasos que ya están marcados nos guíen. Dejemos que esa persona nos sorprenda, dejemos que nosotros mismos podamos sorprendernos. Y vivamos esas primeras citas como lo que son: locura, ilusión, pero, sobre todo, sorpresas.

domingo, 20 de abril de 2014

Follamigos

Hace mucho que se puso de moda el término "follamigo". Son esas personas con
las que solo quedas para tener sexo; no importa donde vive, ni si estudia o trabaja, nada.
Solo importa el sexo con ese alguien.

Muchos pensarán que tener a una persona así debe ser algo maravilloso, mucho sexo
y nada de preguntas ni cursiladas. ¿Follamigos? ME-LO-LLEVO. Claro, no tiene desventajas.
Todo es pasarlo bien, placer y disfrutar. Lo único, y más importante, es que se debe dejar
todo claro. No hay sentimientos, solo placer.

Hasta ahí todo perfecto. Vale, es solo sexo, no hay sentimientos. Pero siempre me ha
asaltado una duda, ¿follar con alguien muchas veces no hace que surjan sentimientos?
Es decir, aunque se mantengan relaciones sexuales por el puro deseo de obtener placer,
eso no lo hace menos personal, menos íntimo. Entonces, cuando dos personas, durante
un tiempo relativamente largo, mantienen este tipo de encuentros, ¿no nacen sentimientos?

Yo siempre apoyaré el sexo. Si son relaciones consentidas, seguras y placenteras, ¿qué hay
de malo? El sexo está para disfrutarlo. Aunque de tanto usarlo, no ocurre como en la
canción, no se agota, sino que puede crecer... Y ese placer por el placer convertirse en
placer mezclado con amor.

viernes, 18 de abril de 2014

El tiempo en espera

Ya he hablado sobre la primera cita y la segunda. Ahora toca escribir sobre el tiempo
que debemos dejar pasar entre ambas.

Supongamos que la primera ha ido bien, muy bien... Y las ganas de volver a quedar son grandes.
Tanto como las ganas de volver a darle un beso. Entonces, te planteas dos preguntas
fundamentales: "¿Debo dar el paso y proponer quedar?" y "¿Es muy pronto para hacerlo?".
Se supone que en temas de amor debemos dejarnos llevar por el corazón, pero también
sabemos que eso es peligroso. Además, es inevitable que pensemos y pensemos y pensemos
lo que será mejor para nosotros. Al fin y al cabo, no queremos dejar nada al azar.
Te preguntas mil veces las dos cuestiones de arriba; se las planteas a tus amigos; a tu madre;
incluso, a tu perro... Preguntas que, para bien o para mal, no tienen una respuesta única y acertada.

Puede que, en el fondo, sepamos que es bueno dejarnos llevar e ilusionarnos con esa
segunda cita. Una segunda cita que es más importante que la primera porque en la segunda
todo se confirma, todo se ve más claro, sin tantos nervios ni tensión... La segunda cita, en
definitiva, es ese momento en el que decides si todo vale la pena o no. Si vale la pena
arriesgar y tirarte a la piscina, aunque no sepas nadar.

Y, como en casi todas las preguntas sobre amor, no hay respuesta posible. El tiempo que debemos
dejar pasar entre la primera y la segunda cita depende de las ganas, de si la primera ha ido bien,
de dar el paso y proponerlo, de dejarse llevar...

Porque, al fin y al cabo, aunque nos asuste y nos paralice, el amor es dejarnos llevar.

miércoles, 16 de abril de 2014

El tonteo antes del enamoramiento

El otro día hablaba con unos amigos sobre el tiempo existente entre el tonteo y el enamoramiento. Sí, ese tiempo que hay en el que puedes librarte de enamorarte y salir corriendo... Si lo crees necesario.

Por ejemplo, conoces a alguien y te encanta... Quedan, se conocen, hacen mil cosas juntas, se acuestan... Entonces llega la pregunta: ¿sigo adelante, corriendo el riesgo de enamorarme? Enamorarse no es ninguna gilipollez. Enamorarnos significa volvernos vulnerables ante alguien. Una vez leí por ahí que enamorarse es darle las armas a otra persona para hacerte daño, pero confiar en que no lo hará. Bonito, pero peligroso. El amor es peligroso.

Y llegados a ese punto en el que puedes huir, ¿qué haces que te quedes o corras? Supongo que nunca estamos seguros de nada, y que enamorarse es un riesgo que decidimos asumir. Entonces, cuando ves que alguien con el que quedas pasa de ti o sientes que no te da lo mismo que tú... ¿No es mejor huir? Antes de pasar el enamoramiento total y absoluto. Ese del que podemos salir, sí, pero sufriendo más.

"Muerto el perro, se acabó la rabia". Siempre me ha gustado ese refrán. Sí, si no arriesgas, no ganas; pero, en ocasiones, debemos aceptar que no es el momento adecuado de arriesgar.



Y seguir adelante.

martes, 8 de abril de 2014

Amigos con derecho a roce

Hace semanas leí, no sé dónde, un artículo a favor del sexo entre amigos... En dicho artículo se afirmaba que tener sexo con amigos es beneficioso por dos motivos: 1. Ya existe la confianza necesaria para poder intimar con alguien con todas las de la ley (como si hiciera falta eso para tener sexo con alguien hoy en día) y 2. Se consigue ir un paso más allá con ese amigo y formar una relación, aún, más especial.

Vale, puede que en parte tengan razón, ¿no? Es decir, la confianza con un amigo ya es total y puedes hacer de todo en la cama sin miedo a determinadas cosas y, sí, vas un paso más allá con ese amigo, pero... ¿Es bueno dar ese paso? ¿De verdad el sexo con amigos mola tanto?

No sé, siempre he oído lo contrario. "¿Sexo con amigos? ¡ESTÁS LOCO! Eso mata la amistad". ¿La mata? ¿De verdad? Creo que es exagerar un poco. Es decir, si dos personas están de acuerdo en acostarse, ¿por qué tiene que ser algo malo?

Sinceramente, siempre he pensado que acostarse con amigos es un juego peligroso. Los amigos, de siempre, se han visto como seres inmaculados, como seres "prohibidos". Pero, ¿y si estamos yendo un paso más allá? ¿Y si la nueva moda es tener sexo con amigos en vez de tenerlo con desconocidos? Puede que, en unos años, la gente se lleva las manos a la cabeza cuando alguien diga "No tengo sexo con amigos. ¡ESTÁS LOCO! Pero si tener sexo con amigos es lo mejor"



Sexo con amigos... ¿Sí? ¿No? ¿NS/NC?

viernes, 4 de abril de 2014

Ruptura

Hace unos días estuve pensando en el fin de las relaciones. Vamos, que las cosas se acaban, es algo evidente, pero, ¿por qué casi nadie habla del fin de las relaciones de amistad? Todo el mundo escribe sobre el fin del amor entre novios, pero, ¿qué pasa con los amigos? ¿Cuántos de ustedes han pensado en rupturas de amigos al leer la entrada de esta entrada? Estoy convencido que ninguno.

Siempre he pensado que la ruptura entre dos amigos es más triste y difícil de sobrellevar. Evidentemente, romper con tu pareja es un trago amargo y, en ocasiones, una forma de sentirse perdido y desamparado, pero si nos ponemos a pensar en nuestros mejores amigos... ¿Alguna vez han pensado que puedan dejar de ser amigos de sus mejores amigos? Por eso mismo, por no ser algo común, no estamos listos para ellos y, por tanto, el fin nos pilla por sorpresa.

Yo, cuando pienso en mis mejores amigos, nunca pienso que podamos separarnos, que la amistad se acabe y no volvamos a saber nada los unos de los otros. Sin embargo, cuando empiezo a salir con alguien, no es que piense en la ruptura, pero sí es algo que veo más probable que suceda... Por lo tanto, ¿por qué nadie nos prepara para las rupturas con nuestros amigos? ¿Por qué nadie se preocupa de hablarnos sobre eso?

Dicen que los buenos amigos son para siempre y que las parejas van y vienen... Quizás no todo sea blanco y negro, sino que en medio hay muchas tonalidades de grises... Puede que existan parejas para toda la vida y amigos que van y vienen. No lo sé. Lo único que tengo claro es que mis mejores amigos, esos que siempre han estado conmigo, estarán a mi lado pase lo que pase... Y es que, la amistad verdadera, es un bien escaso en esta sociedad.