domingo, 28 de diciembre de 2014

2+1

Últimamente conozco a muchas personas que practican tríos.

Practicar el sexo con otras dos personas al mismo tiempo es algo cada vez más extendido. ¿Vicio? No. Simplemente es otra forma de vivir las relaciones sexuales. Y es que, en la cama (o parques, coches, cines, baños, etc, etc, etc) lo primordial es pasarlo bien y disfrutar.

Por lo tanto, si el amor es cosa de dos, ¿el sexo es cosa de tres?

No hablo de personas solteras que deciden probar los tríos, sino de parejas que se animan a ello. Parejas que, sin importar las razones, deciden meter a un tercero en la cama. ¿Existe peligro real de que alguno de los dos se vaya a solas con el tercero? No lo creo. Evidentemente puede suceder, como también puede pasar que vayas caminando y te caiga una maceta encima. Lo que quiero decir es que si una pareja tiene la confianza absoluta para invitar a un tercero a su cama, es porque saben que no irá más allá; que existe un acuerdo entre los enamorados para divertirse juntos con otra persona. Y jugar, buscar placer, probar algo nuevo y pasarlo bien, pero siempre en compañía.

Por ello, si nos paramos a pensarlo, los tríos al final se convierten en algo de dos. Una pareja, dos personas que invitan a otro a unirse a sus juegos sexuales. Más simple, 2+1 (sin ser yo Fran Perea). En pleno siglo XXI, como siempre digo, las relaciones se viven de un modo mucho más liberal. Si en una pareja, ambos están de acuerdo, ¿por qué no probar un trío?

Volviendo a la pregunta del inicio, ¿es el sexo cosa de tres? No, es cosa de dos más uno.





lunes, 25 de agosto de 2014

¿Pedimos a los demás lo que nosotros estamos dispuestos a dar?

Para bien o para mal, la respuesta a la pregunta es afirmativa. Sin duda alguna.

Cada uno tiene su forma de vivir la vida, el amor, la amistad, los desengaños amorosos, el tonteo, el odio... Si todos lo hiciéramos del mismo modo, ¡qué aburrido! Pero si hay algo que no podemos remediar, creo, es pedir a los demás lo mismo que nosotros daríamos por ellos. Ya sea un amigo, un familiar, nuestra pareja o, simplemente, alguien con el que estamos tonteando, pedimos ser tratados de la misma forma. Si yo te doy amor, quiero amor; si yo me preocupo por saber de ti, quiero que tú también te preocupes por saber de mí; si yo te busco, quiero que tú me busques. Simple, ¿verdad?

Pero, ¿qué hacemos cuando nos tropezamos con una persona que no es como nosotros quisiéramos?

¿Nos adaptamos a ella?

¿Mandamos a esa persona a la mierda?

¿Aguantamos?

No, simplemente, aceptar que cada uno tiene su forma de ser. Y todas son igual de lícitas. No podemos cambiar a nadie ni hacer alguien a nuestro gusto. Eso sería lo más parecido a tener un títere, y nadie quiere tener a su lado a un títere, ¿no? Por lo tanto, disfrutemos de esa persona que no es como nosotros, aprendamos que hay otras formas de vivir la vida, el amor, la amistad, los desengaños amorosos, el tonteo, el odio... Yo expreso todo eso de una forma, otra persona lo hace a su manera. ¿No es maravilloso? Personas que se complementan para dar rienda suelta a uniones que pueden resultar mágicas

domingo, 17 de agosto de 2014

Poder

El poder. Muchas de nuestras relaciones se basan en el poder. Y el poder nos pone. Bueno, nos pone, pero solo a veces.

El poder es tener control sobre otra persona o sobre una determinada situación. El poder nos hace sentir poderosos, inmunes, como si fuésemos Superman; pero todo en esta vida tiene su kryptonita (verde).

Hablemos del poder en una relación. ¿Quién tiene el poder en una pareja? En una pareja "normal" es de esperar que ese poder lo tengan las dos personas implicadas. El amor no funcione si no es cosa de dos, ¿no? Pero, ¿qué pasa con esas relaciones donde uno quiere más que el otro, esas relaciones donde uno da más que el otro?

¿Quién tiene el poder?

Evidentemente, el poder lo tiene el que menos quiere, el que menos se preocupa. Y es que el amor nos vuelve tontos, subnormales, gilipollas, estúpidos (y un sinfín de adjetivos) que nos hace perder el control, que nos hace perder el poder. El bendito poder.

Es curioso, ¿no? Dicen que el amor nos da fuerza, vitalidad, PODER. Entonces, ¿por qué una persona que quiera menos tiene la sartén por el mango? Fácil. El que quiere más, está obnubilado por ese amor, por esos sentimientos que nos nublan los sentidos. Y el otro, el que siente menos, tiene la capacidad de ser racional, de no pensar tanto con el corazón y no dejarse llevar (en exceso) por el amor.

Lo malo del poder no es el poder en sí, sino la persona que lo tiene y su forma de usarlo. Por lo tanto, si tenemos el poder, que sea para usarlo manera adecuada. El poder nos pone, claro que nos pone. Por eso dejemos el poder para jugar en la cama y hacer realidad determinadas fantasías.

jueves, 29 de mayo de 2014

¿Somos masoquistas emocionales?

Hay una frase que siempre ha llamado mi atención: "Siempre nos fijamos en l@s
chic@s mal@s". ¿Es cierto? ¿Estamos empeñados en sentirnos atraídos por
esas personas que nos ignoran o pasan de nosotros? ¿Somos masoquistas emocionales?

Todos hemos pasado por eso. Al inicio tenemos la esperanza de que todo cambie,
que con el tiempo dejaremos de ser invisibles para ese alguien especial. Luego viene
el golpe contra el muro y la vuelta a la realidad. Ese alguien no se va a fijar en nosotros.
Sufrimos, maldecimos, juramos que nunca nos volveremos a enamorar y nos lamentamos
de nuestra suerte.

Pero, ¿de verdad esas personas que no se fijan en nosotros son malas? Definitivamente, no.
Que alguien no se fije en nosotros es una gran putada, pero tampoco es el fin del mundo.
Y, mucho menos, las convierten en malas.

Como siempre nos han dicho: "Nadie decide de quien se enamora". La putada llega cuando
nos toca ser el "despreciado". Eso apesta, pero, en el fondo, sabemos que el dolor pasará
y que nos volveremos a enamorar. Al fin y al cabo, estamos llenos de amor, ¿no? Un amor
que, en algún momento, será correspondido y llegará ese alguien que suspire por nosotros
y se fije en nuestros ojos.


Porque el amor, sin duda, llega cuando dejas de fijarte en su trasero para perderte en sus ojos.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Las ganas

Hay una película maravillosa llamada '500 days of Summer' o '500 días juntos', como prefieran. En ella, la protagonista siempre decía o hacía determinadas cosas porque quería, porque le apetecía, sin importar nada más. Eso está genial, claro, seguir nuestros instintos y hacer todo eso que nos haga sentir bien.

Somos personas, buscamos nuestro propio bienestar, nuestra felicidad. La putada llega cuando realizando esas cosas que nos apetecen, podemos dañar a otros. En ocasiones, no somos conscientes que lo que para nosotros puede ser algo inocente, para otra persona puede ser algo más.

Por lo tanto, aunque nos joda, algunas veces debemos parar y no decir determinadas cosas o realizar algunos actos que puedan llevar a equívocos... Porque, en ocasiones, tenemos que pensar primero en ese alguien especial y en su bienestar. Sí, buscar nuestra felicidad está bien, pero también podemos desear buscar la felicidad de ese alguien importante para nosotros y, a veces, debemos parar, aunque nos quedemos con las ganas.

domingo, 4 de mayo de 2014

Mi brújula

Siempre te he visto como una amiga. Contigo he tenido las mejores risas y sonrisas, los mejores chistes, las mejores miradas cómplices. A tu lado he sabido lo que es no sentirme nunca solo y a nunca sentirme mal por lo que soy.

Has estado en cada paso del camino, ayudándome a continuar cuando mis fuerzas flaqueaban. Me has dicho "no" cuando tenías que hacerlo y "sí" en todo lo demás. Te has enfadado cuando me lo merecía y me has dado un abrazo cuando menos lo esperaba.

Cada vez que he estado perdido, tus ojos verdes me han guiado para volver al camino indicado.
Eres mi brújula, mamá.

jueves, 1 de mayo de 2014

El sexo en la primera cita

Mucho se ha hablado sobre el sexo en la primera cita. ¿A favor? ¿En contra?

Los que defienden que el sexo en la primera cita no es bueno, afirman que si conoces a
alguien y te acuestas con esa persona demasiado rápido, te verá solo para mantener relaciones
sexuales o que, simplemente, se cansará de ti.
Por el contrario, lo que están a favor, afirman que el sexo tan pronto es algo positivo, pues
conoces a ese alguien en un terreno más íntimo. Además, de saber si conectan en ese plano,
tan importante en una relación. Y no debemos olvidar que si una persona pasa de ti cuando
ya han tenido relaciones sexuales, es que solo buscaba eso... Y mejor perder a ese alguien
cuanto antes de vista.

Creo que no es cuestión de estar a favor o en contra, sino de dejarse llevar. Si quedas con
alguien y te apetece hacerlo, ¿por qué cortarse? Ah, claro, porque la sociedad dice que no
es lo correcto. No tener sexo en la primera cita no implica un final feliz y hacerlo tampoco
implica que todo acabe. Vamos, no todo es blanco o negro, y cada persona es un mundo.

La putada real en todo este tema son esos seres que solo buscan sexo y lo disfrazan de
amor para poder conseguirlo. Todo es cuestión de hablar, de dejar claro lo que cada
uno y disfrutar.


El sexo, como el amor, está para disfrutarlo.

domingo, 27 de abril de 2014

Pasos

¿Nunca les ha pasado que conocen a alguien y comienzan a seguir una serie de pasos? Por ejemplo, nada de sexo hasta la sexta cita, no hablar del ex, sonreír siempre, llegar siempre un poco antes... ¿No es estresante?

Conocemos a alguien, decidimos quedar e, inmediatamente, ponemos en marcha esos pasos llenos de estrés, miedo y grandes expectativas.

Las primeras veces que quedas con alguien casi nunca está nada dejado al azar. Todo está calculado: los sitios; las horas, no es lo mismo quedar para almorzar que quedar para cenar; algunas conversaciones. ¿Dónde queda la sorpresa, la espontaneidad, la locura?

Cuando comenzamos a conocer a una persona queremos que todo vaya bien, y es normal querer planificarlo todo, pero no dejemos que esos pasos que ya están marcados nos guíen. Dejemos que esa persona nos sorprenda, dejemos que nosotros mismos podamos sorprendernos. Y vivamos esas primeras citas como lo que son: locura, ilusión, pero, sobre todo, sorpresas.

domingo, 20 de abril de 2014

Follamigos

Hace mucho que se puso de moda el término "follamigo". Son esas personas con
las que solo quedas para tener sexo; no importa donde vive, ni si estudia o trabaja, nada.
Solo importa el sexo con ese alguien.

Muchos pensarán que tener a una persona así debe ser algo maravilloso, mucho sexo
y nada de preguntas ni cursiladas. ¿Follamigos? ME-LO-LLEVO. Claro, no tiene desventajas.
Todo es pasarlo bien, placer y disfrutar. Lo único, y más importante, es que se debe dejar
todo claro. No hay sentimientos, solo placer.

Hasta ahí todo perfecto. Vale, es solo sexo, no hay sentimientos. Pero siempre me ha
asaltado una duda, ¿follar con alguien muchas veces no hace que surjan sentimientos?
Es decir, aunque se mantengan relaciones sexuales por el puro deseo de obtener placer,
eso no lo hace menos personal, menos íntimo. Entonces, cuando dos personas, durante
un tiempo relativamente largo, mantienen este tipo de encuentros, ¿no nacen sentimientos?

Yo siempre apoyaré el sexo. Si son relaciones consentidas, seguras y placenteras, ¿qué hay
de malo? El sexo está para disfrutarlo. Aunque de tanto usarlo, no ocurre como en la
canción, no se agota, sino que puede crecer... Y ese placer por el placer convertirse en
placer mezclado con amor.

viernes, 18 de abril de 2014

El tiempo en espera

Ya he hablado sobre la primera cita y la segunda. Ahora toca escribir sobre el tiempo
que debemos dejar pasar entre ambas.

Supongamos que la primera ha ido bien, muy bien... Y las ganas de volver a quedar son grandes.
Tanto como las ganas de volver a darle un beso. Entonces, te planteas dos preguntas
fundamentales: "¿Debo dar el paso y proponer quedar?" y "¿Es muy pronto para hacerlo?".
Se supone que en temas de amor debemos dejarnos llevar por el corazón, pero también
sabemos que eso es peligroso. Además, es inevitable que pensemos y pensemos y pensemos
lo que será mejor para nosotros. Al fin y al cabo, no queremos dejar nada al azar.
Te preguntas mil veces las dos cuestiones de arriba; se las planteas a tus amigos; a tu madre;
incluso, a tu perro... Preguntas que, para bien o para mal, no tienen una respuesta única y acertada.

Puede que, en el fondo, sepamos que es bueno dejarnos llevar e ilusionarnos con esa
segunda cita. Una segunda cita que es más importante que la primera porque en la segunda
todo se confirma, todo se ve más claro, sin tantos nervios ni tensión... La segunda cita, en
definitiva, es ese momento en el que decides si todo vale la pena o no. Si vale la pena
arriesgar y tirarte a la piscina, aunque no sepas nadar.

Y, como en casi todas las preguntas sobre amor, no hay respuesta posible. El tiempo que debemos
dejar pasar entre la primera y la segunda cita depende de las ganas, de si la primera ha ido bien,
de dar el paso y proponerlo, de dejarse llevar...

Porque, al fin y al cabo, aunque nos asuste y nos paralice, el amor es dejarnos llevar.

miércoles, 16 de abril de 2014

El tonteo antes del enamoramiento

El otro día hablaba con unos amigos sobre el tiempo existente entre el tonteo y el enamoramiento. Sí, ese tiempo que hay en el que puedes librarte de enamorarte y salir corriendo... Si lo crees necesario.

Por ejemplo, conoces a alguien y te encanta... Quedan, se conocen, hacen mil cosas juntas, se acuestan... Entonces llega la pregunta: ¿sigo adelante, corriendo el riesgo de enamorarme? Enamorarse no es ninguna gilipollez. Enamorarnos significa volvernos vulnerables ante alguien. Una vez leí por ahí que enamorarse es darle las armas a otra persona para hacerte daño, pero confiar en que no lo hará. Bonito, pero peligroso. El amor es peligroso.

Y llegados a ese punto en el que puedes huir, ¿qué haces que te quedes o corras? Supongo que nunca estamos seguros de nada, y que enamorarse es un riesgo que decidimos asumir. Entonces, cuando ves que alguien con el que quedas pasa de ti o sientes que no te da lo mismo que tú... ¿No es mejor huir? Antes de pasar el enamoramiento total y absoluto. Ese del que podemos salir, sí, pero sufriendo más.

"Muerto el perro, se acabó la rabia". Siempre me ha gustado ese refrán. Sí, si no arriesgas, no ganas; pero, en ocasiones, debemos aceptar que no es el momento adecuado de arriesgar.



Y seguir adelante.

martes, 8 de abril de 2014

Amigos con derecho a roce

Hace semanas leí, no sé dónde, un artículo a favor del sexo entre amigos... En dicho artículo se afirmaba que tener sexo con amigos es beneficioso por dos motivos: 1. Ya existe la confianza necesaria para poder intimar con alguien con todas las de la ley (como si hiciera falta eso para tener sexo con alguien hoy en día) y 2. Se consigue ir un paso más allá con ese amigo y formar una relación, aún, más especial.

Vale, puede que en parte tengan razón, ¿no? Es decir, la confianza con un amigo ya es total y puedes hacer de todo en la cama sin miedo a determinadas cosas y, sí, vas un paso más allá con ese amigo, pero... ¿Es bueno dar ese paso? ¿De verdad el sexo con amigos mola tanto?

No sé, siempre he oído lo contrario. "¿Sexo con amigos? ¡ESTÁS LOCO! Eso mata la amistad". ¿La mata? ¿De verdad? Creo que es exagerar un poco. Es decir, si dos personas están de acuerdo en acostarse, ¿por qué tiene que ser algo malo?

Sinceramente, siempre he pensado que acostarse con amigos es un juego peligroso. Los amigos, de siempre, se han visto como seres inmaculados, como seres "prohibidos". Pero, ¿y si estamos yendo un paso más allá? ¿Y si la nueva moda es tener sexo con amigos en vez de tenerlo con desconocidos? Puede que, en unos años, la gente se lleva las manos a la cabeza cuando alguien diga "No tengo sexo con amigos. ¡ESTÁS LOCO! Pero si tener sexo con amigos es lo mejor"



Sexo con amigos... ¿Sí? ¿No? ¿NS/NC?

viernes, 4 de abril de 2014

Ruptura

Hace unos días estuve pensando en el fin de las relaciones. Vamos, que las cosas se acaban, es algo evidente, pero, ¿por qué casi nadie habla del fin de las relaciones de amistad? Todo el mundo escribe sobre el fin del amor entre novios, pero, ¿qué pasa con los amigos? ¿Cuántos de ustedes han pensado en rupturas de amigos al leer la entrada de esta entrada? Estoy convencido que ninguno.

Siempre he pensado que la ruptura entre dos amigos es más triste y difícil de sobrellevar. Evidentemente, romper con tu pareja es un trago amargo y, en ocasiones, una forma de sentirse perdido y desamparado, pero si nos ponemos a pensar en nuestros mejores amigos... ¿Alguna vez han pensado que puedan dejar de ser amigos de sus mejores amigos? Por eso mismo, por no ser algo común, no estamos listos para ellos y, por tanto, el fin nos pilla por sorpresa.

Yo, cuando pienso en mis mejores amigos, nunca pienso que podamos separarnos, que la amistad se acabe y no volvamos a saber nada los unos de los otros. Sin embargo, cuando empiezo a salir con alguien, no es que piense en la ruptura, pero sí es algo que veo más probable que suceda... Por lo tanto, ¿por qué nadie nos prepara para las rupturas con nuestros amigos? ¿Por qué nadie se preocupa de hablarnos sobre eso?

Dicen que los buenos amigos son para siempre y que las parejas van y vienen... Quizás no todo sea blanco y negro, sino que en medio hay muchas tonalidades de grises... Puede que existan parejas para toda la vida y amigos que van y vienen. No lo sé. Lo único que tengo claro es que mis mejores amigos, esos que siempre han estado conmigo, estarán a mi lado pase lo que pase... Y es que, la amistad verdadera, es un bien escaso en esta sociedad.

viernes, 28 de marzo de 2014

Semilla

Hoy ha acabado una etapa de mi vida. Hoy han llegado al final mis prácticas en la Asociación Semilla. Han sido cinco meses de muchas emociones, de ver cosas preciosas y otras no tanto, de avanzar, de madurar, de seguir creyendo en la humanidad y, sobre todo, de ver la solidaridad a mi alrededor.

Trabajar con adolescentes ha sido más fácil de lo que pensaba. No ha sido un camino de rosas, pero tampoco ha sido un infierno, ni mucho menos. Estos jóvenes, que están perdidos, buscando algo a lo que aferrarse no buscan peleas ni ser malos ni enfrentarse a nadie. No más que ningún otro adolescente que viva con sus padres, en una casa con comodidades y con todas sus necesidades cubiertas. Porque en eso son iguales: jóvenes rebeldes, que se creen que lo saben todo y que pueden comerse el mundo sin dudar. Los chicos que vienen a Semilla, lejos de ser los típicos macarras o chonis que todos podrían pensar, son jóvenes con una gran necesidad de cariño, y eso es justamente lo que piden: un abrazo, un consejo, sentirse escuchados y valorados. Porque ya están, estoy y estamos cansados de ver como en esta sociedad prima lo malo sobre lo bueno; de ver como un error puede más que mil aciertos; de sentir que da igual lo bueno que hayas sido, que si cometes un maldito error, ya solo te juzgarán por eso. Y la vida es mucho más que eso, la vida es saber perdonar, saber avanzar, saber ver más allá de sus caras de enfado y de sus actitudes chulescas. Porque entonces, y solo entonces, podremos saber que buscan sentirse queridos, aceptados e integrados. Vamos, lo que buscas tú, yo y todos en esta sociedad.

Siempre me preguntan por qué he decidido estudiar Integración Social y siempre respondo lo mismo: durante mi infancia y adolescencia me sentí marginado, insultado y horrible por mi orientación sexual. No podía entender tanto odio por el simple hecho de querer a alguien de mi mismo sexo. ¿Qué mal había hecho? ¿Por qué me odiaban tanto? Y al sentirme así, me juré que, si podía, intentaría evitar que alguien más se sintiera así: un despojo. Por ello he estudiado Integración Social. Puede que peque de flipado, de querer cambiar el mundo o, simplemente, peque de ingenuo. No lo sé.

Sé que no puedo cambiar el mundo, pero sí puedo cambiar MI mundo. Y con ello, ir avanzando y cambiar el mundo al completo. ¿Quién sabe? ¿Estoy soñando despierto? Puede ser. Pero si no soñamos, ¿qué nos queda?

Me quedo con esta postal que me hizo una de las adolescentes que va a Semilla, como despedida. Es de las cosas más bonitas que me han pasado nunca.

jueves, 6 de marzo de 2014

El lado bueno de las cosas

El otro día en la Asociación Semilla, donde estoy haciendo las prácticas, empezamos a hablar con los chicos sobre los gestos positivos que nos rodean. El resultado fue un poco desolador: para estos jóvenes lo que más abunda en el mundo son los gestos negativos, esa parte mala del ser humano que hace que no tengamos confianza en los demás. ¿Por qué?

Es cierto que los gestos o actitudes negativas abundan a nuestro alrededor y que a diario vemos situaciones desalentadoras que hacen que nos cueste creer en el ser humano. No tenemos sino que mirar la televisión o leer el periódico para ver todo lo malo de las personas: políticos corruptos, robos, violencia, delincuencia... Tras ver todo esto, es normal que estos chicos tengan esa imagen tan negativa del mundo que les rodea, pero, ¿qué pasa con las cosas buenas que ocurren a nuestro alrededor? ¿Por qué siempre nos centramos en lo malo y no en lo bueno?

Cada día, yendo en el metro o caminando por la calle, debemos intentar ver lo bueno que nos rodea, que son muchas cosas: alguien que se levanta para ceder su asiento en el metro a una persona mayor o una mujer embarazada, alguien que se para para indicar una dirección, que ten los buenos días o te den las gracias por cualquier cosa... Son pequeños gestos positivos que podemos ver a diario y que, en ocasiones, no les damos importancia, pero que están ahí, a nuestro lado para hacernos sonreír o para hacernos creer en las personas que habitan este planeta y no tener dudas que está lleno de gestos y actitudes positivas.

Porque debemos ver el lado bueno de las cosas.

jueves, 27 de febrero de 2014

Fotografías

El otro día me puse a pensar en las fotografías. En esas que antes guardaba en álbumes, en algún mueble de mi casa, y que ahora guardo en carpetas de mi ordenador. Pero ese no es el punto, al ver estas fotos, me puse a pensar en lo que significan realmente las fotografías. ¿Alguna vez se han parado a pensar en ello?

Piensen por un momento: somos felices en un determinado momento, estamos con la gente que queremos o, simplemente, vemos algo que nos gusta y decidimos capturar ese momento para el resto de la eternidad. O casi. ¿Por qué? Porque somos felices, porque nos aporta algo positivo. Nadie realiza fotos de situaciones malas o tristes, nadie quiere recordar esos momentos. Por el contrario, hacemos un viaje, nos vamos de excursión, salimos de fiesta, y ya estamos preparado con la cámara (del móvil, que no una cámara de las de toda la vida), para capturar esos instantes donde nuestra felicidad se dispara.

Por lo tanto, cuando volvemos a ver esas fotografías, mucho tiempo después (o no tanto), lo hacemos porque queremos volver a sentir, aunque sea un poco, esa felicidad que sentimos al vivir esos momentos que una cámara ha captado tan bien: esas miradas cómplices, esas sonrisas muchas veces fingidas y otras sinceras, esas caras poniendo muecas, esas puestas de sol o ese mar abierto que tanto nos gusta. Las posibilidades son infinitas.

Cada foto nos transmite una sensación, un recuerdo, una vivencia. Y eso tiene que ver con nosotros mismos, porque una foto puede tener mil significados dependiendo de los ojos del que mira. Una foto es un recuerdo bonito, algo que vivimos y nos hizo felices. Y siempre los tendremos presente porque, por suerte, siempre estarán esas fotografías para recordárnoslos.

jueves, 20 de febrero de 2014

Las relaciones desinteresadas

¿Qué mueve las relaciones? ¿El amor? ¿El interés? ¿Somos personas desinteresadas que cuando queremos a alguien no queremos nada más que su felicidad? ¿Somos personas interesadas que no hacemos nada por el simple hecho de ver a alguien feliz?

Tengo una amiga afirma que todas las relaciones en este mundo se mueven por el interés, da igual que sea tu pareja, tus amigos, tus colegas o esas personas con las que nos cruzamos y queremos conseguir algo de ellas... ¿Pero, realmente, los seres humanos somos tan cabrones? ¿Dónde queda el amor por el amor?
Si mi amiga tuviera razón, el mundo sería demasiado cínico e interesado para mí. Puede que mi parte romántica no me deje ver la realidad tal cual es, pero no puedo (ni quiero) creer que todos, absolutamente todos, nos movamos por interés... Yo creo que existen relaciones desinteresadas, donde te preocupas por el otro porque lo quieres y sin que esperes nada a cambio. Por ejemplo, esos momentos donde tus familiares o amigos están mal y te buscan para hablarte, para contarte sus problemas y tú les escuchas porque los quieres, porque sabes que haciéndolo se sentirán mejor, sin esperar que te den nada a cambio... Bueno, sí, una sonrisa.

Este mundo ya es demasiado cruel, en ocasiones, como para aceptar que todas las relaciones tienen un interés oculto que no sea el amor por el otro. No, me niego a aceptarlo. Puede que me escude en mi ignorancia para sentirme mejor, pero el amor, ya sea por tu pareja, amigos, familia, es desinteresado. Hablo del verdadero amor, de ese bonito y total, y ese amor, sin duda, no busca nada a cambio. Bueno, sí, busca el amor por parte del otro, pero eso, amigos míos, es lo más bonito que puede existir: querer a alguien y esperar que el otro te quiera.

jueves, 13 de febrero de 2014

Los momentos del amor

Sí, quiero hablar del amor, pero no del amor típico, de ese que aparece en las películas Disney. Las chicas ya no necesitan ser salvadas ni esperar a que el chico dé el primer paso. Como dice la canción, ¡las chicas son guerreras! Y tampoco tienen que buscar el amor perfecto, a lo mejor solo quieren pasarlo bien. Y, ¡SORPRESA!, los chicos pueden buscar una relación duradera y no solo ir de cama en cama.

No piensen que los gais somos unos viciosos ni que solo buscamos follar por follar. ¡NO! Los gais también buscamos el amor, ese amor bonito que nos haga ilusionarnos.

Y es que, en ocasiones, vivimos a base de expectativas que no tienen porque cumplirse. ¡Vivamos el presente y lo que realmente nos está pasando! No permitamos que las fantasías nos alejen de eso tan bonito que no está ocurriendo. Dejemos a un lado esas expectativas desorbitadas y dejemos que nuestra mente vuele en otros territorios, por ejemplo, en descubrir nuevas posturas en la cama. Ah, y el sexo siempre es diferente cuando se empieza a tenerlo con alguien nuevo. Podríamos decir que somos vírgenes cuando nos acostamos con alguien por primera vez, aunque antes hayan pasado otras personas por nuestra cama. El sexo nunca es igual.

Dejemos de soñar con príncipes azules y soñemos con ranas que sepan besar. Dejemos de pensar que el amor perfecto existe, porque no es así. El amor es imperfecto y eso es lo que lo hace jodidamente especial. Disfrutemos de él.

Y el amor no es solo estar con tu pareja. El amor es quedar con tus amigos o con tus familiares. El amor es sacar a pasear a tu perro y dejarle dormir contigo.

El amor puede acabar y volver a empezar. Sí, como lo leen, aunque estemos enamorados de alguien y la cosa se termine, con el tiempo, podemos volver a enamorarnos e ilusionarnos y volver a soñar. Y vivir todos esos momentos bonitos e inolvidables.


Los momentos del amor.

jueves, 6 de febrero de 2014

Persona imprescindible

Hace tiempo hablaba con alguien sobre las personas y hasta que grado son irreemplazables. ¿Realmente existe alguien que lo sea? Esta persona decía que yo era irreemplazable en su vida, y yo afirmaba que no era así. Todos, aunque duela, somos prescindibles.

Vale, hay momentos en que sentimos que no podríamos vivir sin determinadas personas, pero, en el fondo, sabemos que no es así. Todos hemos roto con alguien, o casi todos, y mientras éramos felices y estábamos enamorados, pensábamos que no podríamos vivir sin nuestra pareja, pero hemos podido. Hemos cortado una relación y, MAGIA, hemos sabido sobrevivir sin él/ella.

Puede que no nos guste asumir que somos prescindibles y, en el peor de los casos, reemplazables, pero cuanto antes asumamos que eso es así, más felices seremos... En esta vida no hay nada eterno, y el amor, que es el culpable de pensar que alguien es irreemplazable, también se acaba, y con él la sensación de sentir que no podemos vivir sin él/ella. Aunque, como no me gusta cerrar puertas, quién sabe, quizás, cuando menos lo esperemos, nos encontremos a nuestra persona imprescindible.

martes, 4 de febrero de 2014

El amor es...

El amor es que te vayan a buscar a la salida del trabajo. O de las clases.
El amor es que te vayan a buscar al aeropuerto.
El amor es que te lleven el desayuno a la cama.
El amor es ver series acurrucados en la cama.
El amor es sonreír al leer sus mensajes.
El amor es que te grabe audios en un concierto de canciones que sabe que te encantan.
El amor es reír hasta que duela la tripa.
El amor es apoyar tu cabeza en su hombro.
El amor es decirlo todo con miradas.
El amor es suspirar.
El amor es gemir.
El amor es susurrar.
El amor es empotrar.
El amor es quedar aunque sea para 10 minutos.
El amor es soñar más despierto que dormido.
El amor es un mensaje de buenos días.
El amor es acordarte de esa persona por canciones, películas, momentos, lugares.
El amor es que pasen a saludarte a tu trabajo.
El amor es creer que todo es posible. O casi todo.
El amor es viajar.
El amor es pensar en mil planes.

El amor es matar monstruos.

El amor puede ser muchas cosas, demasiadas, pero sobre todo...
El amor es hacerlo.

jueves, 30 de enero de 2014

El amor perfecto

Muchos, por no decir todos, buscamos el amor perfecto, ese que nos complemente y nos haga sentir mariposas en el estómago. Bien, pero, ¿qué es el amor perfecto? Cada uno tendrá su propia respuesta a dicha pregunta, pero, supongo, que todos estaremos de acuerdo en que el amor perfecto es ese que nos hace soñar, reír, ilusionarnos; en definitiva, ese amor que nos vuelve felices.

Bien, y llegados a este punto, lanzo otra pregunta, ¿qué hay más perfecto que el amor platónico? Vale, puede que no cumpla los dos requisitos más importantes: que sea correspondido y se haga realidad. Pero es un amor puro, sin nada malo que lo estropee o lo manche. Y aunque sea un amor que solo vive en nuestra mente y corazón, es algo que nos hace suspirar y, en cierta medida, hasta nos hace felices. Soñamos e imaginamos lo que puede llegar a ser y aunque sepamos que es un amor que nunca se hará real (o sí, nunca se sabe), nadie nos puede quitar la capacidad de soñar. Porque lo malo, o lo bueno, según se mire, de los amores platónicos, es que es perfecto desde su nacimiento. Y, lo más importante, nunca mueren; siempre están ahí, haciéndonos creer que eso de lo que habla la gente enamorada existe y es real y, en cierta manera, hasta lo puedes tocar con la punta de la lengua o de los dedos. Porque los amores platónicos suelen acabar cuando se hacen reales, cuando la realidad viene a ensuciar ese amor, quizás, demasiado idealizado, pero que nos hacía creer en un mundo más bonito.

Y nunca habrá nadie ni nadie que nos pueda quitar ese amor bonito, romántico y, en cierto modo, melancólico.

viernes, 24 de enero de 2014

Actos

Hay algo que nunca falla cuando empiezas a querer a alguien: esperas que esa persona también te quiera. Desde el segundo uno que alguien se mete en tu corazón, deseas con todas tus fuerzas colarte también en el suyo.

Puede que eso sea parte del miedo (http://caoticoruben.blogspot.com.es/2013/12/querer-miedo.html) cuando empiezas a querer a alguien... ¿Me querrá en algún momento? ¿Seré importante para esa persona? Preguntas que cuando te las formulas por primera vez no tienen respuesta, porque la respuesta llega con el tiempo. Los actos de esas personas te dirán si te quieren o no. Así de simple. No tendrás ni que formularles la cuestión, con las vivencias sabrás si te quieren o no. Y, en el mejor de los casos, te dirán que te quieren cuando menos lo esperes, con una sonrisa y un abrazo.

Conocemos a muchas personas a lo largo de nuestra vida, pero pocas se meten en nuestro corazón, pocas deseas que te quieran y te valoren... Pero es una putada el miedo del inicio a no saber si te querrán algún día o no. Pero, bueno, supongo que esa es la magia del amor, que nadie sabe lo que va a pasar.

Aunque supongo que todos los males se ven recompensados cuando alguien que quieres te demuestra que también te quiere, que también te tiene en cuenta y que te necesita para ser feliz.

jueves, 9 de enero de 2014

Ya que soñamos, soñamos a lo grande

Que me dicen que sueño mucho, en ocasiones, hasta sueño con los ojos abiertos.
Me imagino que consigo todo aquello que quiero conseguir, que logro teletransportarme en un segundo hasta Canarias para poder abrazar a mi familia, poder salir a pasear con mi perro y poder quedar con mis mejores amigos. Ah, y poder ir siempre a darme un chapuzón en el Atlántico cuando el sol sea muy abrasador en Madrid.

Que me dicen que sueño mucho, en ocasiones, hasta sueño con los ojos abiertos.
Me imagino que me enamoro del chico que se enamora de mí y me da su mano en mitad de Gran Vía, y me lleva a pasear al Templo de Debod. Pero, no sin antes, haber dormido juntos, y digo dormir, no hacer el amor, que eso también, pero lo importante es saber que puedes estar en la misma cama con ese chico fabuloso y poder hablar y hablar, reír y reír, soñar y soñar....

Que me dicen que sueño mucho, en ocasiones, hasta sueño con los ojos abiertos.
Me imagino que mis amigos siempre están conmigo, dándome sus mejores abrazos y sus besos en la frente. Me los imagino a mi alrededor, paseando y yendo de botellón, a las discotecas a bailar sin importarnos si lo hacemos bien o mal, sin importarnos si la gente nos mira... Bailar juntos, cualquier canción que suene, aunque si es alguna de Britney, mejor. Y que siempre estamos juntos, apoyándonos, compartiendo las vivencias diarias, aunque sea en la lejanía.

Que me dicen que sueño mucho, en ocasiones, hasta sueño con los ojos abiertos.
Me imagino un mundo sin desigualdades, donde no existan las diferencias y donde la tolerancia prime en todos los ámbitos. Un mundo que va bien, con sus problemas cotidianos pero donde seamos felices, donde no existan barreras para todas aquellas personas que quieran superarse y aprender, donde las personas con diversidad funcional no sufran ningún tipo de discriminación y, muchos menos, lástima.

Que me dicen que sueño mucho, en ocasiones, hasta sueño con los ojos abiertos.
Me imagino que soy actor, que trabajo en cine, teatro y televisión, y puedo hacer muchos papeles con diferentes personalidades. Vivir muchas vidas y ser muchas personas. Ah, y ser integrador social y ayudar a las personas que realmente lo necesitan, sin importar nada, tan solo su bienestar.

Que me dicen que sueño mucho, en ocasiones, hasta sueño con los ojos abiertos.
Y yo les digo que lo sé, que me encanta soñar y creer que puedo alcanzar todo lo que quiero, porque como siempre digo: YA QUE SOÑAMOS, SOÑAMOS A LO GRANDE.

miércoles, 1 de enero de 2014

Sonrisas

La primera entrada del año tiene que ser positiva. Debemos empezar bien el año, y creo que no hay nada mejor que hablar de sonrisas.

Las sonrisas nos demuestran que las personas que lo hacen están felices (siempre suponiendo que sonríen de forma sincera), que se sienten alegres por lo que sea o por quien sea. Una sonrisa es el mejor síntoma de felicidad.

Ya lo dijo Charles Chaplin: "Un día sin risa es un día perdido". Y es uno de mis lemas, creo que el que más llevo "a rajatabla". Reír es importante y necesario, nos rejuvenece y nos vuelve mejores. Por ello, debemos intentar reír a diario, da igual el motivo mientras nos saque una buena sonrisa, de esas que iluminan el rostro.

Por todo esto, siempre intento rodearme de gente que me haga reír, esas personas que, dentro de lo posible, se toman la vida con humor y con una buena dosis de risas. Por todo esto, también, estoy siempre haciendo payasadas con la gente que quiero, porque para mí es vital hacerles reír y saber que son felices.



Reír, reír, reír, hasta que duele la tripa. Reír hasta llorar. Reír sin importar nada más.


¿Y tú ya has sonreído hoy?