lunes, 19 de agosto de 2013

David y Sergio

Quiero hablar de una historia que a mí me hace creer en eso que todos buscamos, pero tanto cuesta encontrar... No es mi historia de amor, sino la de David y Sergio o Sergio y David, como prefieran.

Viví el comienzo de una historia de amor preciosa y llena de obstáculos, bueno, no obstáculos, sino kilómetros de distancia. Aún recuerdo que estaba en Ópera, con David, cuando me dijo que había un chico que le gustaba: Sergio. No me lo podía creer. Adoro a Sergio, me parece de las mejores personas que he encontrado en Twitter. Le dije, sin duda alguna, que me encantaba eso que estaba comenzando y que era alguien maravilloso. Sabía que saldría bien...

Y aquí estamos, en agosto... Llevan un año y dos meses juntos, superando esos kilómetros que los separaban, primero yendo y viniendo de Cantabria a Madrid y viceversa... Luego, Sergio se mudó a Madrid. ¿No es bonito? Tantas cosas que hacemos por amor.

Los he visto juntos, y no hay duda. Entre ellos hay esa clase de amor que te toca, que te hace confirmar que existe y que no es una excusa para escribir novelas. El amor está ahí, esperando.

No sé si durarán dos años, tres o toda la vida, pero nadie puede negarles el hecho de haber luchado por algo en lo que creían sin importar nada más. Los kilómetros son una putada, pero se pueden superar; encontrar a una persona que te llene en todo los sentidos, es más difícil de conseguir. Como dicen por ahí: "Querer es poder", ellos quisieron y pudieron.

Nunca se los había dicho, pero su historia de amor me inspira día a día. Ojalá algún día viva algo parecido y sentir ese amor pleno y absoluto.

¿Por qué decidí escribir sobre ellos? Básicamente, porque, como dije arriba, es una historia que me hace creer que, a pesar de los golpes y decepciones, el amor existe y solo hay que saber esperar a su llegada.

Felicidades, chicos. Y gracias por permitirme escribir sobre ustedes.

1 comentario:

  1. La distancia es una putada. Lo es. Pero cuando las dos personas están seguras y luchan para recortarla, al final, puede hasta fortalecer la relación.

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