Conoces a una persona. Te gusta. Le gustas. Hasta ahí todo perfecto.
Quedas con él y hay esa corriente eléctrica tan característica de la atracción
entre dos personas. Vale, la cosa sigue yendo perfecta.
Sigues quedando con él. Se acuestan. Muchas veces. Esa corriente
eléctrica sigue creciendo. Más y más. Sin parar. Vale, la cosa sigue
yendo jodidamente genial.
Entonces, llega la otra parte. Siguen quedando, pero cada vez menos. Siguen
acostándose, pero cada vez con menos pasión. Siguen hablando, pero sin
el mismo interés.
Nacen las preguntas. ¿Por qué? ¿Qué falló? ¿Ahora somos colegas o follamigos?
Pero, ¿qué coño pasa? ¿No se suponía que nos estábamos conociendo y todo iba
genial? ¿Qué cosa ha cambiado? ¿Tú? ¿Él? ¿Ambos?
Decides callarte todas esas dudas. Puede que, en el fondo, sepas las respuestas, pero
que no quieras enfrentarte a ellas. Te das cuenta que nunca se estuvieron
conociendo para ser algo más.
Todo pasa.
Todo cambia.
Todo se olvida.
Ya no hablan.
Ya no quedan.
Ya no se acuestan.
Todo ha pasado. No nos engañemos, lo jodidamente complicado
no es conocer a alguien especial. Lo jodidamente complicado es mantener
la ilusión y esa corriente eléctrica.
Me he enamorado del texto ♥
ResponderEliminarYa no sólo por lo cierta que es la historia si no por cómo está contada :)
<3, Ah y "característica".
ResponderEliminarGraaacias, Raúl!! :D Aiiis, cuando me inspiro, me inspiro :p
ResponderEliminarY gracias, Virgi, cuando escribo rápido... ^^