miércoles, 5 de junio de 2013

Ellos

Siempre discutíamos. Cada día nos insultábamos, nos peleábamos, y mamá nos tiraba las cholas porque estaba cansada de oírnos gritar. Muchas veces nos decía “no parecen hermanos” “ustedes no se quieren”. Nada más lejos de la realidad. Puede que hace años nos demostrábamos nuestro cariño así, con tirones de pelo, pellizcos y burlas. Puede que no tengamos casi nada en común, y que hablemos poco, pero sé que estás ahí. Escribo este cacho de texto como si lo fueras a leer, aunque no creo que lo hagas, pero me apetece escribirlo así… Como esas cartas que se escriben y sabes que nunca vas a enviar.

Los hermanos, cuando eres pequeño, es el mejor apoyo que puedes tener, y para más inri, yo tengo dos. Aunque el pequeño, que ya tiene 16 añazos, pero para mí siempre será el pequeño, nació cuando yo ya tenía 11 años y la diferencia de edad se nota… Pero con el mediano, que nos llevamos tres años y medio, sí he compartido muchas cosas… Y creo que nunca lo he dicho, pero a él es a la persona que más me costó decirle que era gay. Y cuando le conté la verdad, fue tan amor, tan maduro y cariñoso, que creí morir de amor.

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