lunes, 24 de junio de 2013

Somos echar de menos a las personas que queremos

Dicen que si echas de menos a alguien es porque quieres a esa persona. Entonces, ¿echar de menos puede ser algo así como decir a ese alguien que lo quieres? Porque claro, no echas en falta a quien no quieres, ni a quien es indiferente en tu vida.

Dicen que cuando vives lejos de tu tierra, de tu familia y amigos, echar de menos se convierte en parte de ti, de lo que eres. Lo llevas en tu ADN. Somos huesos y músculos; somos carne y agua; somos sentimientos y raciocinio; “somos echar de menos a las personas que queremos”.

Yo echo de menos cada día de mi vida, echo de menos a mi familia y amigos; a mi perro; a mi tierra; el olor del mar y pisar la arena de la playa; extraño coger la guagua, que no el autobús; y escuchar decir “ños”.

Ahora vuelvo a Lanzarote todo el verano, y echaré de menos a la gente que se queda en Madrid, ellos saben quiénes son; echaré de menos el Templo de Debod y pasear por Gran Vía; echaré de menos, incluso, coger el metro; echaré de menos las noches de Madrid y sus edificios…

Porque echar de menos es una forma de estar vivo, de SENTIRNOS vivos. Y al final, te queda el consuelo de que siempre acabas volviendo a todas esas personas que extrañas, que necesitas, que echas de menos.



O no. Porque la parte mala de echar de menos a alguien, llega cuando esa otra persona no te extraña, no te necesita, no te echa de menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario