domingo, 29 de septiembre de 2013

Después

Quedas con alguien. Te gusta, se gustan, sientes que hay algo especial... Si es que eso se puede descubrir en la primera quedada. Uso "quedada" porque detesto la palabra "cita", creo que esa palabra implica muchas cosas que, en ocasiones, dan miedo...

Bueno, que me voy por la tangente, lo que quiero decir es que quedas con alguien y sientes que no es uno más, sientes que puede existir algo bonito. Llega el momento de la despedida y, HORROR, ¿qué haces? ¿Lo besas? ¿Esperas a que te bese? Piensas, ¿y si lo beso y se piensa algo que no es? Pero, realmente, si alguien te gusta de verdad y lo besas, ¿no quieres demostrarle que quieres seguir conociéndolo? Pero, claro, ¿y si la otra persona no siente lo mismo? Dudas, dudas, dudas que dan lugar al miedo que te hace quedarte mirando a esa persona, sonriendo como un tonto y moviéndote para delante y para detrás, como si estuvieras en una mecedora, para ver si así el otro lo pilla y decide lanzarse... Miras la hora, mueves las manos sin parar, lo observas, sonríes y asientes con la cabeza... Llega un punto en que debes decidir si lanzarte o quedarte con la duda de lo que podría haber pasado. Respiras profundamente, te armas de valor y lo besas.

Lo que pase después ya depende de cada quedada. Eso solo lo podrás descubrir si te lanzas, si arriesgas y luchas por algo en lo que crees. Puede que te rechace o puede que te corresponda el beso y, si sucede lo segundo, supongo, que todos los nervios, las dudas y los miedos habrán valido la pena.

3 comentarios:

  1. Me encanta... me encantas... Te leo y sigo en Twitter, pero siempre me da vergüenza, pero estos días me describes y me siento tú, y me siento hasta con ganas de decir: ¡Ey, yo soy así, conóceme! Quiero quedadas que me devuelvan lo que antes creía, AMOR.

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