viernes, 4 de octubre de 2013

Las opciones del corazón

Siempre he oído que es bueno tener diferentes opciones en la vida, por si una te sale mal, que tengas otras a las que agarrarte. Vamos, lo que viene siendo un plan B, C o D. Todo eso está genial, claro. Es decir, cuando vas a empezar en la universidad, es bueno tener en mente varias carreras por si en la que es tu primera opción no consigues entrar o tener varios grupos de amigos por si un día unos no pueden, que tengas otros con los que salir. En resumen, que las opciones son buenas, claro, nos ayudan a sentirnos más seguros ante posibles imprevistos... Pero, ¿qué pasa en el amor? ¿También es bueno tener diferentes opciones?

Pensemos en la situación: Conoces a alguien, te encanta, te enchochas, te vuelve loco, pero notas como esa persona pasa un poco de ti. Entonces, conoces a otro y comienzas a quedar con él, te gusta, pero no tanto como el otro; te atrae, pero no tanto como el otro; te pone cachondo, pero no tanto como el otro... Y piensas, bueno, si el primero, al final, decide pasar de mí, tengo al otro...

¿Es correcto tener diferentes "opciones" en el amor?

Cada uno tendrá su propia tabla de valores o como quieran llamarlo, y cada persona verá las cosas bajo su punto de vista. Lo que para mí puede ser inmoral o una putada, para otro puede ser correcto y estupendo.
Pero dejando a un lado todo eso de la tabla de la moralidad, que parezco un testigo de Jehová... ¿De verdad es correcto tener opciones en el amor?

Bajo mi punto de vista, no. Es decir, si realmente te gusta alguien, no tienes ojos para nadie más. Sientes que esa persona te aporta todo lo necesario para ser feliz... No sientes la necesidad de tener diferentes opciones "por si acaso". Y si ese alguien pasa de ti, pues cortas, pero no comienzas a conocer a otros pensando en el primero; en si vuelve, mandas a volar a los demás... Porque, aunque tú no te estés enamorando de esos otros, puede que ellos de ti sí.

Y jugar así con los sentimientos de alguien es una gran putada.

2 comentarios:

  1. Y es por eso por lo que yo siempre dejo claros mis sentimientos. Y espero que, algún día, el resto de la humanidad haga lo mismo.

    No me gustan los cobardes. Ni los que no saben decir que no, ni los que no se atreven a decir que sí ;)

    Gran post, Rube.

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