Que el mundo está lleno de gilipollas es un hecho, que nosotros, para determinadas personas, también somos gilipollas es otro hecho... Pero, me van a perdonar si me equivoco, ¿no parece que cada vez hay más gilipollas a nuestro alrededor? No sé cómo describirlo, pero es la sensación que tengo. ¿Dónde quedaron las palabras dichas con el corazón? ¿Dónde quedaron las acciones que realmente se hacen para hacer feliz al otro? Hoy en día, no sé si a ustedes también les pasa, me cuesta mucho fiarme de la gente... De esas supuestas personas que vienen de buenas, pero al final, son más gilipollas que los gilipollas que vienen de frente.
Porque si hay algo terrible en esta vida, son esos gilipollas que suelen esconderse detrás de cuerpos de gimnasio y sonrisas fingidas. Y sí, lo digo yo, una persona que se levanta todos los días a las ocho para ir al gimnasio, pero como ya dije al inicio, yo también soy gilipollas para muchas personas. Lo que me diferencia, es que si sonrío, es porque de verdad lo siento, e intento no herir a nadie, no queriendo, al menos.
Y sigamos sumando gilipollas a este mundo, gilipollas que controlan países, que controlan grandes multinacionales que joden el medio ambiente, gilipollas que tachan de arte a la matanza de toros o gilipollas que, simplemente, matan animales para divertirse. Lo dicho, gilipollas hay en todos lados, pero los peores son esos que no ves venir, y cuando lo haces es demasiado tarde...
Ah, para terminar, quiero disculparme por usar tantas veces la palabra "gilipollas", pero de eso va esta entrada, DE GILIPOLLAS.
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