Bueno, ¿por dónde iba? Ah, sí, la hoja. Recuerdo que hacía viento, aunque es normal, en esa ciudad siempre hacía viento. Recuerdo que estaba sentado en el banco y la hoja cayó al suelo. Entonces, el viento empezó a soplar y la hoja comenzó a volar. Empezó a alejarse, así que decidí levantarme y seguirla. ¿Por qué? Pues no lo sé. Supongo que me aburría. Y la hoja volaba y volaba, y yo deseaba volar como ella e irme lejos. Entonces, de repente, paró. El viento seguía soplando pero la hoja no se movía. Y te vi. Ahí estabas tú, sonriendo, a no sé qué o a no sé quién, pero la hoja paró justo delante de ti. Recuerdo que me gustaron tus zapatos marrones, del mismo color que la hoja. Te agachaste, la cogiste y volviste a sonreír. Y me miraste. Y fue justo en ese instante en el que supe que quería pasar el resto de mi vida contigo.
domingo, 17 de noviembre de 2013
La hoja
¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Sí, ¿verdad? Era octubre o noviembre. No recuerdo bien, pero sé que era otoño ¿Por qué lo sé? Por la hoja ¿Te acuerdas del parque? Estaba lleno de hojas. Me gusta el otoño, aunque a mucha gente no le guste a mí me vuelve loco. Tiene cierto aire de melancolía que me encanta... Es bonito ver como, no sé, como los árboles cambian de ropa. Cuando era pequeño siempre le decía a mi madre que los árboles se quedaban desnudos en otoño, y ella se reía mucho de mi ocurrencia. Me gusta la sonrisa de mi madre, es perfecta. Como su amor.
Bueno, ¿por dónde iba? Ah, sí, la hoja. Recuerdo que hacía viento, aunque es normal, en esa ciudad siempre hacía viento. Recuerdo que estaba sentado en el banco y la hoja cayó al suelo. Entonces, el viento empezó a soplar y la hoja comenzó a volar. Empezó a alejarse, así que decidí levantarme y seguirla. ¿Por qué? Pues no lo sé. Supongo que me aburría. Y la hoja volaba y volaba, y yo deseaba volar como ella e irme lejos. Entonces, de repente, paró. El viento seguía soplando pero la hoja no se movía. Y te vi. Ahí estabas tú, sonriendo, a no sé qué o a no sé quién, pero la hoja paró justo delante de ti. Recuerdo que me gustaron tus zapatos marrones, del mismo color que la hoja. Te agachaste, la cogiste y volviste a sonreír. Y me miraste. Y fue justo en ese instante en el que supe que quería pasar el resto de mi vida contigo.
Bueno, ¿por dónde iba? Ah, sí, la hoja. Recuerdo que hacía viento, aunque es normal, en esa ciudad siempre hacía viento. Recuerdo que estaba sentado en el banco y la hoja cayó al suelo. Entonces, el viento empezó a soplar y la hoja comenzó a volar. Empezó a alejarse, así que decidí levantarme y seguirla. ¿Por qué? Pues no lo sé. Supongo que me aburría. Y la hoja volaba y volaba, y yo deseaba volar como ella e irme lejos. Entonces, de repente, paró. El viento seguía soplando pero la hoja no se movía. Y te vi. Ahí estabas tú, sonriendo, a no sé qué o a no sé quién, pero la hoja paró justo delante de ti. Recuerdo que me gustaron tus zapatos marrones, del mismo color que la hoja. Te agachaste, la cogiste y volviste a sonreír. Y me miraste. Y fue justo en ese instante en el que supe que quería pasar el resto de mi vida contigo.
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